El embotellado de cerveza puede ser toda una aventura. Un cervecero necesita de ciertas habilidades y emplear algunas técnicas para hacerlo con éxito.
Si bien el tipo de botella es el aspecto principal en el que nos fijamos durante este tipo de envasado, la corcholata también juega un papel importante para asegurar que nuestra cerveza se conserve correctamente. A continuación, te contamos sobre las corchalatas para cerveza y un poco de historia sobre este complemento:
Su historia
La corcholata fue inventada por William Painter. Conocida inicialmente como “tapón corona”, la patente fue obtenida en 1892. En un comienzo, se trataba de un disco de metal que se colocaba en la boca de una botella para sellarla.
Debido a lo barato y lo fácil que resultaba producirla, y su capacidad para retener los líquidos, el corcho comenzó a entrar en desuso. Con algunas mejoras y la utilización de otros materiales, la corcholata se ha mantenido vigente hasta el día de hoy.
La corcholata no va dentro de la botella, sino más bien se ajusta afuera con la ayuda de máquinas especiales.
En su parte interna, una corcholata cuenta con un tipo de goma que le permite ajustarse a la botella y mantener seguro el producto.
La mayoría de los fabricantes entregan las corcholatas con logotipos impresos, aunque también se venden sin ningún tipo de diseño a empresas —como cervecerías artesanales— que buscan ahorrarse un poco de dinero.
A partir de este siglo, las botellas abre fácil, cuyo distintivo es la posibilidad de quitar la corcholata sin ayuda de un destapador, se han vuelto muy populares en la industria de las bebidas.
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Tipos de corcholatas para cerveza artesanal
Existen dos tipos de corcholatas para cerveza artesanal: estándar y absorbentes de oxígeno.
Las estándar son las más usadas y se pueden poner en la botella con un movimiento de palanca asistido, por supuesto, por un colocador. Estas vienen en una gran variedad de colores y estilos, añadiendo un toque más personal al empaque.
Las absorbentes de oxígeno están equipadas con un aditamento especial que les permite retener el oxígeno entre el espacio que queda entre la corcholata y el líquido. Su propósito es reducir el riesgo de oxidación y los sabores no deseados.
Estas resultan una buena opción para los cerveceros que planean madurar o almacenar sus cervezas por más de tres meses.
Es importante mencionar que estas corcholatas comienzan a saturarse de oxígeno cuando quedan expuestas, lo que reduce su efectividad. Por eso, se recomienda guardarlas en una bolsa cerrada al vacío. Son considerablemente más caras que las estándar, y es necesario asegurarse de que fueron colocadas correctamente para que funcionen.
¿Y qué hay de las abre fácil?
Muchos advierten sobre el uso de estas botellas, usadas en buena parte por las grandes cervecerías, debido a que no están diseñadas para volverse a utilizar. De hacerlo, sobre todo con corcholatas estándar, el riesgo de derrame y contaminación podría ser muy grande.
De cualquier manera, hay quienes dicen que no han tenido problema con ellas al embotellar su cerveza artesanal. Algunos han descubierto que las corcholatas estándar se pueden usar en botellas sin borde roscado, pero las llamadas twist sirven tanto para estas como para las que sí lo tienen.
Al final, las corcholatas para cerveza que usemos deberá basarse en presupuesto, objetivo y facilidad para conseguirlas. Al final, lo que importará es que nuestra cerveza se mantenga a salvo dentro de la botella.
Fuentes: The Homebrew Beer Academy
Kegerator
Beer & Brewing