En tardes calurosas del verano solo queremos destapar la cerveza, servirla y saborear su frescura. No podemos culparnos. Sin embargo, en otras ocasiones sí vale la pena vivir toda la experiencia que implica probar una cerveza, lo cual requiere un poco más de atención para no perderse de ningún detalle. La habilidad de poder evaluar una cerveza es una que todo cervecero necesita. Para desarrollarla, es necesario hacer un acercamiento más refinado y entender lo que estamos bebiendo, para poder identificar algún problema que pudiera tener. Para ayudarte un poco, a continuación, te presentamos las cosas básicas que debes tener cuenta al evaluar una cerveza:
Preparación
Lo primero que debes hacer es asegurarte de que estás sirviendo tu cerveza en el vaso adecuado y a la temperatura correcta. No está de sobra mencionar que el primero debe estar perfectamente limpio. Si por más que intentas, queda algún tipo de residuo, sobre todo de jabón, lo más recomendable es lavarlo con bicarbonato de sodio. Una vez que esté limpio. enjuágalo y sécalo bien con una toalla de papel.
El siguiente paso es abrir la botella y servir con cuidado. Ladea el vaso sirviendo la primera mitad, asegurándote de que el líquido corra por la superficie. Endereza el mismo poco a poco hasta que esté totalmente recto mientras terminas de servir. Deja algo de espacio en el vaso para poder capturar el aroma y moverlo con cuidado. Cuando bebas, hazlo con delicadeza, para no perturbar el sedimento del fondo.
Observa con atención
Mira con detalle tu cerveza. Analiza su color, claridad y consistencia de la cabeza. No la pongas a contraluz, pues eso puede cambiar tu percepción. Después de observarla por unos instantes, deberías poder responderte estas preguntas:
- ¿Es la cabeza lo suficientemente espesa?
- ¿Las burbujas en ella son grandes o pequeñas?
- ¿Se disipan rápidamente?
- ¿El color es claro u oscuro?
- ¿Es clara o nebulosa?
Momento de tomar nota.
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Mueve gentilmente la cerveza
Después de todo esto, la espuma probablemente ya se disipó; por ello, es necesario mover el vaso para generar más carbonatación y poder apreciar nuevamente su aroma. Hazlo gentilmente.
Percibe su aroma
Entre 90 y 95 % de la experiencia de probar una cerveza involucra el sentido el olfato. Huélela en un par de ocasiones: una vez más con la boca abierta y una última solo con la boca. Aunque la boca y la nariz están conectadas, y ambas se complementan al momento de apreciar un aroma, hacerlo con cada una te ayudará a captar el olor con más sutileza.
Prueba
Ha llegado el momento de probar. ¡Mantén el líquido en tu boca! Deja que se pasee por tu lengua y cubra la totalidad de tu paladar. Pon atención a cómo se siente, sobre todo a la carbonatación y al cuerpo. Exhala mientras la estés probando, pues esto te permitirá percibir más complejidad —debido a las estimulaciones provocadas por una mayor temperatura—.
Busca sabores dulces, salados, ácidos y amargos. Puedes asociarlos con cosas como caramelos, uvas, limones, naranjas, etc. Debes poder percibir también cómo cambia el sabor mientras se calienta. Trata de agitarla, probarla y olerla durante todo el proceso. Algunos sabores se ocultan entre la temperatura fría, por eso es importante que se caliente para tener la experiencia completa. Toma nota de todo lo que has percibido para poder evaluar tu cerveza; cada detalle será determinante para poder obtener una bebida de calidad.
Fuente: Kegerator